viernes, 17 de junio de 2011

El secreto de Basilea

Por la estática (Für Statik)

Todo está movimiento. El reposo no existe. No te dejes controlar por nociones obsoletas del tiempo. Acaba con las horas, segundos y minutos. Deja de resistirte al cambio.

SÉ EL TIEMPO, SÉ ESTÁTICO, SÉ ESTÁTICO CON EL MOVIMIENTO.

Porque lo estático del ahora es lo que tiene lugar AHORA MISMO. Resístete al angustioso impulso de retener lo que está en movimiento, de congelar los momentos y de acabar con los seres vivos. Abandona el intento de construir «valores» que acabarán por desmoronarse por sí mismos.

¡Siéntete libre, vive! Deja de «retratar» el tiempo. No construyas catedrales ni pirámides, que se desmoronarán como castillos de azúcar.

Respira hondo, vive el presente, vive en el tiempo y para el tiempo. ¡Para una absoluta y hermosísima realidad!

Manifiesto de Jean Tinguely (Düsseldorf, marzo 1959)



El lunes pasado descubrí el secreto de Basilea. No es que no lo conociera antes; ya lo sospechaba desde hacía tiempo. Pero el lunes tuve la suerte de llegar al cine (tarea nada fácil, dado que las sesiones del cine suizo son bastante tempranas) para ver un documental sobre la biografía de un genio extraordinario, Jean Tinguely, uno de los artistas suizos más conocidos de todos los tiempos.

Desde la primera vez que aterricé en Basilea (cinco años ha), me atrajo poderosamente el arte de Tinguely. Sus fuentes («Yo no soy un constructor de fuentes», que decía él) y esculturas no son lo único que impregna la ciudad de ese carácter tan especial que tiene… Antes de ver el documental, ignoraba que el hecho de que muchos escaparates de muchas tiendas basileas sean particularmente originales se debe a que Tinguely, en sus inicios, fue escaparatista, y se dedicaba a sorprender a los transeúntes con sus montajes imposibles.


Sin embargo, esa es solo una de las facetas de Tinguely que se respiran en Basilea. El corazón de este artista del metal late en las callejuelas y avenidas de la ciudad de los basilicos, un lugar que parece hechizado, detenido en el tiempo, conservado en formol, pero moviéndose imperceptible, constantemente… Un lugar en el que muy pocos se quedan atrapados en el tiempo, pero muchos tienen la sensación de no estar avanzando hacia ninguna parte… Y lo que la mayoría ignora es que ellos son meros peones de un gran montaje de Tinguely, cuyo movimiento se restringe al de las ruedas dentadas y chirriantes de una de sus esculturas herrumbrosas… ¡¡¡¡Aunque eso no quiera decir que no puedan ser genuinamente felices!!!!

Claro, podéis decirme que yo tengo una perspectiva muy sesgada de Basilea, casi romántica. Solo conozco la Basilea primaveral que se asoma al verano (nunca la he experimentado en las horas oscuras y nevadas del invierno), pero por eso, con mis ojos de extranjera, adoptada un mes por la ciudad a las orillas del Rin, veo con más claridad que vosotros, habitantes de Basel, el corazón de metal que late bajo sus entrañas. Ya lo decía Tinguely que, bajo su tupido bigote inquieto, reconocía casi avergonzado que se sentía profundamente suizo, porque, a pesar de que París lo inspiraba para su arte mecanicista, Suiza lo había visto crecer, con su orden, su aparente calma, su organización bajo la que la palpitan unas intensas ganas de vivir, una pasión y un movimiento constante, vívido, colorido y entusiasta.


Este mes alguien me ha dicho que si no te bañas en el Rin dejándote llevar corriente abajo, no eres basileo de verdad. Imagino que según eso, yo tendré que contentarme con ser basilea de adopción intermitente. Creo que con eso me basta y me sobra, sobre todo porque la disfruto en las dosis adecuadas, en una época del año maravillosa... Tinguely decía: «Basel, ich liebe dich», y yo le entiendo, porque es muy difícil no quererla.



Notas:

> El manifiesto que inicia esta entrada se titula Für Statik, y dice así en alemán: 
Für Statik

Es bewegt sich alles. Stillstand gibt es nicht. Lasst Euch nicht von überlebten Zeitbegriffen beherrschen. Fort mit den Stunden, Sekunden und Minuten. Hört auf, der Veränderlichkeit zu widerstehen. 

SEID IN DER ZEIT - SEID STATISCH, SEID STATISCH - MIT DER BEWEGUNG. Für Statik, im Jetzt stattfindenden JETZT.

Widersteht den angstvollen Schwächeanfällen, Bewegtes anzuhalten, Augenblicke zu versteinern und Lebendiges zu töten. Gebt es auf, immer wieder 'Werte' aufzustellen die doch in sich zusammenfallen.

Seid frei, lebt! Hört auf, die Zeit zu 'malen'. Lasst es sein, Kathedralen und Pyramiden zu bauen, die zerbröckeln wie Zuckerwerk.

Atmet tief, lebt im Jetzt, lebt auf und in der Zeit. Für eine schöne und absolute Wirklichkeit!

La que aquí aparece es una traducción de una servidora de la versión inglesa con ayuda del alemán. 

> Cartel del documental. Totalmente recomendable.

> Foto de cosecha propia que data de mayo de 2007.

> Trailer del documental.

> Foto de cosecha propia del fin de semana pasado (2011).



viernes, 3 de junio de 2011

La lavanda silvestre que iluminó París


Hace un poco menos de un año, por estas mismas fechas, os daba aquí mismo la buena nueva de que la esperada primera novela de Belinda Alexandra y traducida por mí, La gardenia blanca de Shanghái, había salido a la venta. A diferencia de aquel post, que llevaba guardándolo durante mucho tiempo a la espera de aquel gran momento, este, aunque llevaba pensándolo desde hace tiempo, viene más precipitadamente...

En esta ocasión, vuelvo a escribir para algo parecido, pues a partir de hoy habrá una nueva obra de Belinda a la venta en español (también traducida por mí, claro):

La lavanda silvestre que iluminó París.



No es la primera, pero no por ello me hace menos ilusión: todas son especiales. Recuerdo con cariño las diferentes fases por las que pasó la traducción y todas las personas que me han ayudado a sacarla adelante…

Algunos recuerdos que me vienen a la cabeza, por ejemplo, son cuando comencé a leer la novela, hace casi dos años estando en Suiza, y me iba al Margarethenpark (Basilea) a leer los días de solecito… También, por supuesto, tengo que darles las gracias a todos los que me han ayudado directa e indirectamente, o que han estado ahí para soportar mis rolletes lavanderos, y como en el libro no caben los agradecimientos de esta humilde traductora, aprovecho este foro para desquitarme:

> Gracias a un copépodo que yo me sé, que es mi principal fuente experta en todo lo referente a la naturaleza, las flores, las plantas y los animales, y que me explicó cómo son las plantas de lavanda, los intríngulis de las clemátides y otras cosas sobre huertecillos caseros.

> Gracias a Ainhoa (cuyo contacto logré recuperar a través de esa controvertida pero útil herramienta que es el Féisbuc), que fue mi experta bailarina, que conoce de pé a pá todo entre bambalinas y sobre el escenario, que resolvió mis dudas terminológicas al respecto sobre las andanzas de Simone Fleurier en la escena marsellesa y parisina.

> Gracias a Fran y a Ale, que se encargaron de aclararme algunas expresiones argentinas del temperamental bailarín de tango bonaerense Rivarola, y así yo logré conjugarlas con el castellano de la traducción de la mejor manera que supe.

> Gracias también a Alfie, mi cinéfilo favorito que, siempre que tengo dudas cinematográficas (como cuando en la lavanda por fin, tras el teatro de variedades, surge esa nueva moda del séptimo arte con uno de sus grandes exponentes: Renoir), mueve sus hilos para que sus expertos en cine me las resuelvan.

> Gracias a Rebeca, por su inestimable colaboración y ayuda.

> Y a ti, claro que sí, Ana, hermana mía, ¡¡¡¡eres estupenda!!!! Y sin ti, no lo lograría.

Y seguro que se me olvida más gente, porque muchos han sido los que me han aguantado el rollo cada vez que me ponía a hablar de traducción… (Sobre todo aquí ahora en Basel, que se lo cuento a todo el mundo…) Y, sin embargo, todavía me queda alguien muy especial a quien darle todo mi agradecimiento: hace muy poco, mientras estaba en plena traducción de la tercera de las novelas de Belinda, tuve la oportunidad de conocer a quien sostiene la pluma. Esta ha sido una experiencia muy enriquecedora para mí, pues creo que Belinda Alexandra es una bellísima persona, que escribe con el corazón en la mano, y sobre todo, que escribe siempre tratando de hacerlo lo mejor posible, documentándose al máximo y recreando épocas históricas pasadas con una maestría y una sensibilidad que muchos envidiarían. Por eso, permitidme un pequeño agradecimiento en inglés:

Thank you so much, Belinda!!!!  Because getting to know you, though “in the long distance”, has given a completely new dimension to the translation of your novels. Now that I have met the person “behind the scenes”, my understanding of your style, your choices and your characters has been greatly improved… Thank you for creating Simone Fleurier and her story, and of course, thank you for having been so generous and warm with me!!! Thank you!!!

Y ahora, por supuesto, ¡solo me queda desearos que disfrutéis mucho de La lavanda silvestre que iluminó París!